Pep Guardiola y Cristina Serra, una de las parejas más emblemáticas del fútbol internacional, han decidido poner fin a su relación tras 30 años de vida en común. La noticia, adelantada por El Periódico y confirmada en el programa Y ahora Sonsoles por la periodista Lorena Vázquez del equipo de Mamarazzis, detalla que la ruptura tuvo lugar el pasado diciembre. Fuentes cercanas al entrenador del Manchester City confirmaron a La Vanguardia que la separación ya es oficial y que ha sido comunicada a su círculo más íntimo.
Según lo relatado por Vázquez, la decisión no fue tomada a la ligera, sino que fue el resultado de meses de reflexión. “Es completamente cierto, ya no comparten el mismo domicilio”, explicó la periodista, quien aclaró que, aunque los detalles legales no se han hecho públicos, ambos ya viven en residencias separadas.
Una relación marcada por el respeto y el distanciamiento
La historia entre Guardiola y Serra comenzó en 1994 y se formalizó con una boda discreta en 2014. Durante su tiempo juntos, tuvieron tres hijos: María, de 24 años, reconocida como influencer; Màrius, de 22, emprendedor en Dubái; y Valentina, de 17, quien está enfocada en sus estudios. Desde 2019, Cristina dejó de residir en Manchester, dividiendo su tiempo entre Barcelona y Londres, donde maneja su marca de moda, mientras Guardiola permanecía en Inglaterra por sus compromisos como entrenador. Este estilo de vida independiente, basado en el modelo conocido como living apart together, permitió mantener su vínculo, aunque finalmente decidieron tomar caminos diferentes.
Un cierre sin conflictos ni dramatismos
De acuerdo con fuentes cercanas, la separación ha sido amistosa y sin conflictos, producto de un proceso natural en su relación. “Es un fin de etapa en buenos términos, no hay terceros involucrados”, afirmó Lorena Vázquez en televisión. Incluso después de tomar la decisión, la pareja compartió momentos familiares, como una reciente salida al teatro en Barcelona junto a una de sus hijas. Este desenlace refleja madurez y respeto mutuo, cerrando un capítulo de sus vidas sin dramatismos y con la cordialidad que siempre caracterizó su relación.