En la década de 1960, el trofeo Jules Rimet, otorgado al campeón del Mundial, era el máximo símbolo del fútbol. Sin embargo, en 1966, meses antes del Mundial en Inglaterra, el trofeo desapareció mientras estaba en exhibición pública en Londres. Fue robado en un misterioso golpe que dejó a todo el país conmocionado.
La búsqueda del trofeo se convirtió en un asunto de interés nacional, con la policía británica bajo intensa presión. Pero, sorprendentemente, no fueron los detectives quienes encontraron el valioso galardón, sino un perro llamado Pickles. Este simpático collie estaba paseando con su dueño en un barrio londinense cuando, olfateando entre unos arbustos, descubrió el trofeo envuelto en papel de periódico.
Pickles se convirtió en un héroe nacional. Fue invitado a eventos oficiales, recibió un suministro vitalicio de comida para perros y su hazaña quedó inmortalizada en la historia del fútbol. Inglaterra no solo recuperó el trofeo, sino que ese mismo año ganó su único Mundial, consolidando una narrativa épica para la nación.